Los bosques de encino ocupan la misma franja altitudinal que los pinares , mezclándose con ellos frecuentemente; sin embargo, en algunos casos pueden presentarse como asociaciones más o menos definidas, dependiendo de las condiciones medioambientales.
En ciertas cañadas húmedas y laderas protegidas de la insolación directa se desarrolla un bosque de encinos muy alto (20-30 m) y denso, formado por individuos robustos de Quercus candicans, Q. castanea, Q. crassipes, Q. laurina, Q. obtusata, Q. rugosa, acompañados con frecuencia por Arbutus xalapensis, Clethra mexicana, Garrya laurifolia y Pinus pseudostrobus.
Los encinares con características xerófilas, en cambio, son bajos y espaciados; se desarrollan generalmente sobre derrames basálticos recientes o sobre afloramientos rocosos; pueden estar formados por Quercus castanea, Q. obtusata, Q. rugosa y Q. gentryi. Estos encinares se encuentran asociados con arbustos como Aralia pubescens, Budleia cordata, Bursera cuneata, Cedrela duguesii, Clusia salvinii, Senecio praecox, entre otros.
Sobre suelos degradados, con poca materia orgánica y pedregosos se encuentran encinares de Quercus deserticola y Q. gentryi. A pesar de tener un menor interés forestal, los encinares también han sido fuertemente alterados, ya sea para obtener leña o hacer carbón.
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